Los dos jóvenes descansan bajo el cobijo de un árbol, al final del atardecer. Ella lo contempla, mientras él esta adormilado. Recorre todo su cuerpo con su dulce mirada.
La paz y sosiego hace que se relajen. Él sin abrir los ojos, le pregunta:
_ ¿Sabías que a estos momentos, les llaman “mágicos”?
Ella sin quitar la mirada de su cuerpo y sorprendida… ¿mágicos?
_Comentan que si se está en el lugar indicado, cuando la tarde se hace noche, ocurre algo especial.
En ese momento, el último rayo de sol se ahoga bajo la llanura. Se crea un silencio que da paso a la noche, miles de estrellas iluminan el negro cielo.
Ella contempla ese instante… Respira profundamente y cierra los ojos, al volver ha abrirlos, se acuerda de ese momento. Su memoria ya no es tan buena, pero sigue recordando su cuerpo y su dulce mirada; sabe que en algún lugar la sigue esperando.
¡Abuela! ¿Qué haces bajo el frío de la noche?
_ Espero mi momento mágico...