MIGUELÍN
La pobre niña se empezó a poner azul, luego pasó a morada no sin antes ponerse roja. La madre le chillaba incesantemente, que dejara de hacer el tonto y que abriera la boca. Isabelita se había propuesto aguantar más que su amigo Miguelín.
Se contaba entre los coros del colegio que el susodicho Miguelín, era capaz de aguantar hasta que se le ponían los ojos en blanco.
Al final no fue la madre de Isabelita quien la convenciera de que dejara de hacer el temerario juego, sino el profesor de guardia del recreo, Don Jaime. En una de sus extravagantes actuaciones Miguelín se desmayó, al ver los niños que no volvía en si llamaron a Don Jaime. Este se lo encontró desmayado ya en el suelo. El grandísimo tortazo que le propinó hizo que Miguelín reaccionara. Desde aquel día ya no fue el mismo. Por las esquinas del colegio, se preguntan si fue de los minutos sin aire o del imponente guantazo.
Todos hemos jugado alguna vez a ésto :-) Lo había olvidado por completo, jaja.
ResponderEliminarBuena prosa, amigo Hydro. Un abrazo.
SI!!jajaja.Gracias Ana, un abrazo.
ResponderEliminar^^ gracias por pasarte por el baúl, hoy has hecho feliz a esta personita!
ResponderEliminarVaya...pues me alegro,María.Besos.
ResponderEliminarEs q las Isabelitas somos duras...pobre Miguelín,quiero pensar q fue el guantazo...
ResponderEliminarSaluditos de la chica en retos.
Jeje Isabel, eso nunca lo sabremos.Saludos chica.
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