Madrugadas pesadas, llegaba un momento que ni él sabía por que se levantaba. Sin trabajo, pero con muchas esperanzas de volver a tenerlo, siempre se levantaba a la misma hora. Tenía la sensación que si solamente un día se despertara más tarde, haría algo malo.
El sol aún no despunta por el final de la calle. Es digno de ver. La calle Rasol tiene la peculiaridad, de que el primer rayo de sol, se refleja en todas las ventanas de la travesía. Una vez iluminada pareciese como si estuvieras en el mismísimo paraíso.
Él lo sabía y por eso siempre esperaba al principio de la calle para ver tal sorprendente milagro. Pero ayer encontró trabajo, su nuevo horario ya no le permite ver su fugaz espectáculo. Se levanta y sale de casa poniendo las calles, son horas en las que nadie vive en la ciudad. Llega a casa con pocas ganas de nada, come, duerme, se levanta y vuelve a poner las calles. Sueña con el día de descanso, sueña con madrugar y poder ver su despunte diario.
Creo que despertamos todos las calles, sus luces y sus sonrisas
ResponderEliminarAntes de separar nuestros destinos vemos el alba despuntar
Besos de susurros
Siempre quedara el atardecer,que es tan o mas bonito el el amanecer.. Mucho que corro las calles superalegre... un abrazote amigo..
ResponderEliminar