Sigue buscando, da vueltas a su alrededor y no la ve. La pequeña pelirroja, sigue buscando en el sitio, que le indicó el endiablado pecoso.
De repente y ante su asombro, descubre su pequeña esferita de cristal, se ha acomodado en una pequeña grieta del suelo. Con poco éxito, intenta arrancarla con un pequeño palito, pringoso y lleno de pequeños trozos de algodón de azúcar.
El endemoniado pecoso, observa los apuros de la pequeña. Solo observa. Ahora lo intenta con una piedra, no entiende por que no puede sacarla.
La esferita cristalina se siente bien abrazada por el sólido aerolito. De pronto la bolita se ve sorprendida por algo pringoso que le pincha un ojo. Se hunde más, en su nuevo hogar, cuando algo, le machaca la cabeza. Sin poder aguantar más, sale disparada de la piedra, dando en el ojo de la singular pelirroja. El diabólico pecoso, ríe a escondidas mientras consuela a su hermana pelirroja.
Pobre bolita.
ResponderEliminarBesos.
Si, la pobre esfera, que quiere huir,saludos Laura
ResponderEliminarEsta clase de relato tierno me a gustado muchoo!!! El palito de algodon de azucar seguro que era rosado!!! mmmmmmm!! gracias Hydro,un abrazote---
ResponderEliminarGracias a ti, Maai.Si, era rosado...
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