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PENSAMIENTOS QUE SALEN DE MÍ, A TRAVÉS DE MIS DEDOS...

Intentando dar un respiro a mi mente... Desde aquí quiero compartir mis relatos con vosotros. Las ilustraciones, casi todas son descargas de Internet. Si alguien las siente suyas que me lo haga saber y las retiraré. Los textos están bajo licencia SafeCreative, si alguien quiere copiarlos que me lo haga saber y gustosamente se los cederé.


25 de octubre de 2008

SUEÑOS


Uf!, Las doce, me quedaba toda una noche por delante. Me preparé un té y lo deje sobre la mesa, para que fuera dejando todo su sabor en la taza, estaba contento, había visto una estrella fugaz, ya ni me acuerdo cuando había visto la última. La noche se presentaba tranquila y fresca, le di un sorbo a la taza de té y me invadieron unas sensaciones que podrían ser de cualquier país oriental, mientras, pensaba en esas personas que habían recogido sus hojas para que yo lo disfrutara, ese sabor era, cómo decirlo diferente. Me recordaba a las primeras gotas de lluvia que caen sobre la tierra, después de un largo periodo de sequía. Ese olor a tierra mojada recorría mis sentidos.
No sé por qué, cerré los ojos y en ese momento algo cambió. Me sentí transportado. Era cómo una de esas atracciones de cualquier parte temático, a una velocidad vertiginosa, y de pronto... quietud y silencio, no sabia que pasaba. Me daba miedo abrir los ojos. No sabía que me podía encontrar, estaba paralizado, de fondo se oía hablar a unas personas. Parecían enojadas, pero no acertaba a comprender el significado de aquellas palabras. Me armé de valor y abrí los ojos. El panorama que me encontré era de caos total. No comprendía que pasaba, había todo un grupo de personas alrededor de mí. Yo estaba sentado sobre un lecho de hojas secas. Mientras tanto, los observaba, parecían salidos de la semana oriental del corte ingles, no entendía que hacía yo allí, y porqué estaban tan enojados.
En ese instante, de entre la multitud salió una joven muchacha. Sus vestimentas eran blancas cómo el algodón, su piel color canela, y sus ojos negros cómo la noche. Me hizo signos de que me levantara mientras me decía:
_Son hojas de té sagrado.
De mi boca no salió ni un sonido, era incapaz de gesticular palabra.
_ ¡Ven estás cansado!
La seguí a una especie de cabaña recubierta de ramas. Ella, desapareció tras una cortina de color granate. No sabía que me podía encontrar tras aquella cortina. La levante con una mano. A la vez que entraba, mis ojos en aquel instante eran incapaces de ver absolutamente nada. Una vez dentro acertaron a ver al fondo de la cabaña, una luz que provenía de una lámpara de aceite, miré hacia un lado y, allí estaba ella, sentada, preparando alguna bebida exótica.
_ Toma bebe, es té.
Le cogí el recipiente humeante y le di un sorbo a la vez que cerraba los ojos. E n aquel instante me envolvió el olor a tierra húmeda que tanto recordaba. Al abrir los ojos, en la radio sonaba una música melódica. Me había quedado dormido, y pensé:
_ !que bueno es ver estrellas fugaces ¡


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