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PENSAMIENTOS QUE SALEN DE MÍ, A TRAVÉS DE MIS DEDOS...

Intentando dar un respiro a mi mente... Desde aquí quiero compartir mis relatos con vosotros. Las ilustraciones, casi todas son descargas de Internet. Si alguien las siente suyas que me lo haga saber y las retiraré. Los textos están bajo licencia SafeCreative, si alguien quiere copiarlos que me lo haga saber y gustosamente se los cederé.


16 de septiembre de 2010

Ella...Solo Ella.



Hubiera deseado que, quien estaba a punto de bajar del autobús de la línea cuarenta y cinco, nunca lo hiciera. Lo deseé con todas mis fuerzas, pero el destino me observaba reclinado sobre una farola, burlescamente.
Sabía que volvería a ocurrir. Simplemente verla bajar con sus contoneantes caderas, sabía que tornaría a suceder.
No creo que amor y odio sean la mezcla perfecta, en nuestro caso, digamos que tenía un punto de explosiva.
Siempre me arrepentía, pero aquellos ojos, mezclados con una pizca de picardía, harían que mi subconsciente, quisiera volver a probar aquella extraña adicción.

Siempre recuerdo la primera vez, aún pienso que fue ayer, de aquello hace ya dos años.

 Era semana de festejos, por lo cual, se habían desplazado toda clase de gentes a la villa. Los músicos tocaban sus instrumentos desafinados, por las calles; abarrotadas hasta reventar.
Yo,  había salido a que me refrescara el aire. Mi monótono trabajo, formando pequeñas figuras metálicas, hacía imprescindible que de vez en cuando saliera a pasear.
Absorto como estaba, se me había olvidado por completo que era festivo.
Un torrente de personas me pilló desprevenido, intenté salir de aquel cauce sin fin, pero la corriente humana era demasiado enérgica.
Sentí como alguien se aferraba a mi brazo, y tiraba de mí. Estupefacto giré para agradecerle a mi enérgico rescatador, su ayuda. Y allí, estaba ella. Sonriente y con aquellos ojos pícaros. Sólo pude titubear un ¡Gracias! Aquella belleza me dejó petrificado y pasmado.
Con un grácil movimiento diste la vuelta, y sin tan solo mirarme entonaste un “de nada”. Desapareciste entre las calles colindantes al festejo. Sólo el maullido de un felino medio muerto de hambre, rompía aquel extraño instante.                                                   
Pasaron semanas, y aquella sonrisa mezclada con la picardía de sus ojos se habían grabado con fuego en mi mente.
 Aquel día al llegar el autobús de la línea cuarenta y cinco, vi como sus ojos se me clavaban en el alma. Busqué y rebusqué la forma de entablar una conversación, pero mis palabras se ahogaban al final de mi garganta. Sabía de sobras que no harían falta palabras. Tú, yo, un instante, y la pasión se desbocaría. Harías que mis sentidos estuvieran al límite. Te miraría con impetuosidad, y como siempre no te conocería. Ojos felinos que miran a su presa. Por un instante, un instinto de supervivencia se apoderaría de mí, luego tú, dejarías que me relajase con tu exquisita sonrisa. Descansaríamos juntos, y cuando volviera ha abrir los ojos, sabría que ya no estarías
 Nunca deseaba que bajaras de la línea cuarenta y cinco. Sin embargo, allí estaba como siempre, esperando, en compañía de mi destino sarcástico.

7 de septiembre de 2010

COMPLICÁNDOME.



Quien quiera que fuese, hubiese deseado, que pudiese seguir con aquellas fragancias que hiciesen que mi locuaz olfato naciese.
Aún a despensas de lo que aquello representase, yo seguía en mis trances. Nunca, nunca imaginase que fuese tan emocionante…
 O…En otras palabras:
 El atardecer en aquel bello paraje, plagado de aromáticas flores creaba en mi dormido olfato, un nuevo renacer.