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PENSAMIENTOS QUE SALEN DE MÍ, A TRAVÉS DE MIS DEDOS...

Intentando dar un respiro a mi mente... Desde aquí quiero compartir mis relatos con vosotros. Las ilustraciones, casi todas son descargas de Internet. Si alguien las siente suyas que me lo haga saber y las retiraré. Los textos están bajo licencia SafeCreative, si alguien quiere copiarlos que me lo haga saber y gustosamente se los cederé.


12 de noviembre de 2008

¿CONSEJOS?

Bien, hoy es un día cómo otro cualquiera. Me levanté cómo el día, pesado. Y empecé a pensar qué, quizás tampoco lo hice tan bien.
Esto me da pie a decir; que a veces no vale dar consejos, que tendríamos que callar lo que pensamos, y esperar a que todo siga su curso.
¿El por qué de esta reflexión?
Bueno, no somos dioses. De vez en cuando nuestro ego nos hace malas pasadas, y nos hace decir cosas que en vez de ayudar, lo que hace es hundir más a quien lo recibe.
Mi consejo, ¿he dicho consejo?
No, no, perdonad, !No quiero ni puedo dar más consejos!
Lo que yo pienso,-sí, eso está mejor-.
Es que, a veces hay que dejar seguir el curso de la vida. Y no interferir en ella, dejarla fluir, cómo si de un río se tratara, y dejar que llene el estanque. Que dejará las aguas en calma.
_!No soy quién para dar consejos!

PLENITUD

Aquella frágil música... Solamente rota por el silencio de mis oídos. Hacía que mis sentidos fluyeran de tal manera, que sentía que mi ser era algo más que un mero capricho de la evolución.
Sensación extraña, al despertar dentro de mí. Que aquello; dentro de mi universo más profundo, esperaba aletargado.
Únicamente el susurro de aquella música, me empezaba a descubrir la inmensidad que se escondía en mi interior.
Aún sin saber su procedencia, la dulce melodía, avivaba sentimientos amargamente olvidados, recuperándolos y comprendiendo su olvido. Más aún, y sin entender por qué, se diluían, dando paso a aquella única y reconfortante sensación, intentando averiguar de donde surgía.
¡Eran aquellos ojos profundos y aquella sonrisa ilusionada! Pudiendo comprender el sentimiento salvaje que me producía.


Safe Creative #0811111508190

5 de noviembre de 2008

AÑORANZA

Hace mucho tiempo me pasó algo, que aún hoy me cuesta comprender. Espero, no que lo entendáis, pero si, que os paréis un momento, en vuestra vida atareada y reflexionéis sobre lo que os voy a contar.
Era yo mozuelo, libre de maldad y con mente voladora. Me agradaba pasear por el campo, en las cálidas tardes de aquel verano; con el agradable cantar de la chicharra. Todo parecía descansar después del mediodía.
Normalmente me sentaba bajo el cobijo de aquel almendro. Aquella suave brisa que movía las hojas, me parecía algo increíble. Se me insinuaba que alguna cosa las movía. Pero aquella tarde no se movían, y el color de los prados aparecía más tenue de lo habitual.
Acostumbrado a relajarme bajo aquel paisaje, se me hacía raro no percibir aquellos colores, sonidos y olores. Detrás de mi almendro sentí un sollozo, al darle la vuelta al árbol, descubrí a un niñito desconsolado.
_¿Qué te pasa mi niño? Le pregunté.
_Estoy perdido. Me respondió con cara asustada.
Y sin mediar palabra se acurrucó a mi lado, su calidez la encontré reconfortante, y así estuvimos un rato.
Por el camino venía una señora y al vernos apresuró el paso, ya cerca de nosotros (era una mujer guapa y una sonrisa amable, aunque arañada por el tiempo).
_ Cariño, vamos que el abuelo te espera. Le dijo al niño.
_ ¿ Y mis papas? Iluminándosele la cara.
_ Ya vendrán no tardan. El abuelo y la abuela te cuidaran hasta que vengan.
El se levantó y le dio la mano. Cuando ya se iban, se giraron hacia mí y me dirigieron una sonrisa. Me quedé contento ya no estaba solo.
Mientras los miraba cómo se alejaban, la brisa empezó a correr, las hojas de mi almendro a bailar y la chicharra a cantar.
Aquella tarde de verano, dejé de comprender.
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