Quisiera explicar historias. Historias que fueran escuchadas por todo el mundo, y que poco a poco, les viera cambiar el talante según la fábula.
Es difícil hoy en día ver cambiar el rostro de emoción a cualquier persona. Creamos o no, nos hemos ido forjando poco a poco, ese escudo que nos protege de todo y de todos.
Casi nadie hoy en día se emociona con una historia que…sea inventada. Mirando de refilón al pobre loco que la explica y pensando con esa risita sarcástica, “Pobre tonto, no llegará a buen fin”. Y yo grito a los cuatro vientos: ¡Y qué! Si realmente es lo que me gusta explicar, Fantasía e ilusorio.
Y que me llamen, pobre bobo…me encantaría.