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PENSAMIENTOS QUE SALEN DE MÍ, A TRAVÉS DE MIS DEDOS...

Intentando dar un respiro a mi mente... Desde aquí quiero compartir mis relatos con vosotros. Las ilustraciones, casi todas son descargas de Internet. Si alguien las siente suyas que me lo haga saber y las retiraré. Los textos están bajo licencia SafeCreative, si alguien quiere copiarlos que me lo haga saber y gustosamente se los cederé.


15 de diciembre de 2008

¿NAVIDAD? SÍ, NAVIDAD.

Bien, llegan estas "fechas" y lo normal es que os las felicite para que seaís felices, bondadosos y que tengaís paz.
Sí, sí, ahora me direís que es durante todo el año que se tiene que ser así y bla,bla, bla. Lo sé. Pero lo que yo hago en estas fechas a parte de todo eso, es hacer una evaluación de todo lo que me ha pasado en el año. Y sorpresa este año a sido cómo los otros, cosas buenas, cosas no tan buenas. Las personas a las que quiero han tenido problemas, otras no.
He conocido personas bondadosas, "especiales". Y a todas les he ido preguntando que piensan de Navidad, y la verdad es que me sentí un poco desilusionado, pero si empiezo a pensar, he visto que todas tenían su parte de razón, no les pregunté el motivo, pero lo tenían.
Pero...¿Quereis que os diga una cosa?
He visto la cara de mi hija y...!No le voy a quitar la ilusión!
Nosotros adultos, ya sabemos que poco a poco nos desengañamos, pero ya habrá tiempo para eso.
De momento me gusta pensar que estos dias son "especiales", aunque tambien sé, que tendrían que serlo el resto del año.
Así que haré un poco de demagogia, y...

!FELIZ NAVIDAD!




12 de noviembre de 2008

¿CONSEJOS?

Bien, hoy es un día cómo otro cualquiera. Me levanté cómo el día, pesado. Y empecé a pensar qué, quizás tampoco lo hice tan bien.
Esto me da pie a decir; que a veces no vale dar consejos, que tendríamos que callar lo que pensamos, y esperar a que todo siga su curso.
¿El por qué de esta reflexión?
Bueno, no somos dioses. De vez en cuando nuestro ego nos hace malas pasadas, y nos hace decir cosas que en vez de ayudar, lo que hace es hundir más a quien lo recibe.
Mi consejo, ¿he dicho consejo?
No, no, perdonad, !No quiero ni puedo dar más consejos!
Lo que yo pienso,-sí, eso está mejor-.
Es que, a veces hay que dejar seguir el curso de la vida. Y no interferir en ella, dejarla fluir, cómo si de un río se tratara, y dejar que llene el estanque. Que dejará las aguas en calma.
_!No soy quién para dar consejos!

PLENITUD

Aquella frágil música... Solamente rota por el silencio de mis oídos. Hacía que mis sentidos fluyeran de tal manera, que sentía que mi ser era algo más que un mero capricho de la evolución.
Sensación extraña, al despertar dentro de mí. Que aquello; dentro de mi universo más profundo, esperaba aletargado.
Únicamente el susurro de aquella música, me empezaba a descubrir la inmensidad que se escondía en mi interior.
Aún sin saber su procedencia, la dulce melodía, avivaba sentimientos amargamente olvidados, recuperándolos y comprendiendo su olvido. Más aún, y sin entender por qué, se diluían, dando paso a aquella única y reconfortante sensación, intentando averiguar de donde surgía.
¡Eran aquellos ojos profundos y aquella sonrisa ilusionada! Pudiendo comprender el sentimiento salvaje que me producía.


Safe Creative #0811111508190

5 de noviembre de 2008

AÑORANZA

Hace mucho tiempo me pasó algo, que aún hoy me cuesta comprender. Espero, no que lo entendáis, pero si, que os paréis un momento, en vuestra vida atareada y reflexionéis sobre lo que os voy a contar.
Era yo mozuelo, libre de maldad y con mente voladora. Me agradaba pasear por el campo, en las cálidas tardes de aquel verano; con el agradable cantar de la chicharra. Todo parecía descansar después del mediodía.
Normalmente me sentaba bajo el cobijo de aquel almendro. Aquella suave brisa que movía las hojas, me parecía algo increíble. Se me insinuaba que alguna cosa las movía. Pero aquella tarde no se movían, y el color de los prados aparecía más tenue de lo habitual.
Acostumbrado a relajarme bajo aquel paisaje, se me hacía raro no percibir aquellos colores, sonidos y olores. Detrás de mi almendro sentí un sollozo, al darle la vuelta al árbol, descubrí a un niñito desconsolado.
_¿Qué te pasa mi niño? Le pregunté.
_Estoy perdido. Me respondió con cara asustada.
Y sin mediar palabra se acurrucó a mi lado, su calidez la encontré reconfortante, y así estuvimos un rato.
Por el camino venía una señora y al vernos apresuró el paso, ya cerca de nosotros (era una mujer guapa y una sonrisa amable, aunque arañada por el tiempo).
_ Cariño, vamos que el abuelo te espera. Le dijo al niño.
_ ¿ Y mis papas? Iluminándosele la cara.
_ Ya vendrán no tardan. El abuelo y la abuela te cuidaran hasta que vengan.
El se levantó y le dio la mano. Cuando ya se iban, se giraron hacia mí y me dirigieron una sonrisa. Me quedé contento ya no estaba solo.
Mientras los miraba cómo se alejaban, la brisa empezó a correr, las hojas de mi almendro a bailar y la chicharra a cantar.
Aquella tarde de verano, dejé de comprender.
Safe Creative #0811051248521

29 de octubre de 2008

!DESPIERTA!





Me llevó mucho tiempo (pensándolo bien demasiado), en darme cuenta que aquella pasión desbocada, que sentía por ti, se iba desvaneciendo.
Me aferraba a la idea de que, lo que me estaba pasando era provocado por el transcurrir del tiempo. Y que todo estaba bien.
Aún me acuerdo de los primeros encuentros que tuvimos:
¡Salvajes y llenos de pasión!
Sacábamos la parte más fiera que teníamos, pero... ¿No sé cuando, ni por qué motivo? Nos empezamos a domar. ¿O fuiste tú quien me domaste?
Los gritos, las peleas, las palizas... me he dado cuenta, que no es el transcurrir del tiempo, y que todo no está bien.
Hoy te fuiste, cómo cada día, dando un portazo. Sin tan siquiera dándome un beso. Pero no te preocupes, será la última vez que sientas la pasión desbocada.
¡No, no, tranquilo! No estarás sólo. Habrá muchos haciéndote compañía.
Seguirás siendo una fiera, pero no de pasión. ¡Serás una fiera enjaulada!

Safe Creative #0811031243133

25 de octubre de 2008

SUEÑOS


Uf!, Las doce, me quedaba toda una noche por delante. Me preparé un té y lo deje sobre la mesa, para que fuera dejando todo su sabor en la taza, estaba contento, había visto una estrella fugaz, ya ni me acuerdo cuando había visto la última. La noche se presentaba tranquila y fresca, le di un sorbo a la taza de té y me invadieron unas sensaciones que podrían ser de cualquier país oriental, mientras, pensaba en esas personas que habían recogido sus hojas para que yo lo disfrutara, ese sabor era, cómo decirlo diferente. Me recordaba a las primeras gotas de lluvia que caen sobre la tierra, después de un largo periodo de sequía. Ese olor a tierra mojada recorría mis sentidos.
No sé por qué, cerré los ojos y en ese momento algo cambió. Me sentí transportado. Era cómo una de esas atracciones de cualquier parte temático, a una velocidad vertiginosa, y de pronto... quietud y silencio, no sabia que pasaba. Me daba miedo abrir los ojos. No sabía que me podía encontrar, estaba paralizado, de fondo se oía hablar a unas personas. Parecían enojadas, pero no acertaba a comprender el significado de aquellas palabras. Me armé de valor y abrí los ojos. El panorama que me encontré era de caos total. No comprendía que pasaba, había todo un grupo de personas alrededor de mí. Yo estaba sentado sobre un lecho de hojas secas. Mientras tanto, los observaba, parecían salidos de la semana oriental del corte ingles, no entendía que hacía yo allí, y porqué estaban tan enojados.
En ese instante, de entre la multitud salió una joven muchacha. Sus vestimentas eran blancas cómo el algodón, su piel color canela, y sus ojos negros cómo la noche. Me hizo signos de que me levantara mientras me decía:
_Son hojas de té sagrado.
De mi boca no salió ni un sonido, era incapaz de gesticular palabra.
_ ¡Ven estás cansado!
La seguí a una especie de cabaña recubierta de ramas. Ella, desapareció tras una cortina de color granate. No sabía que me podía encontrar tras aquella cortina. La levante con una mano. A la vez que entraba, mis ojos en aquel instante eran incapaces de ver absolutamente nada. Una vez dentro acertaron a ver al fondo de la cabaña, una luz que provenía de una lámpara de aceite, miré hacia un lado y, allí estaba ella, sentada, preparando alguna bebida exótica.
_ Toma bebe, es té.
Le cogí el recipiente humeante y le di un sorbo a la vez que cerraba los ojos. E n aquel instante me envolvió el olor a tierra húmeda que tanto recordaba. Al abrir los ojos, en la radio sonaba una música melódica. Me había quedado dormido, y pensé:
_ !que bueno es ver estrellas fugaces ¡


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INTRIGA


Era una mañana de septiembre, la escarcha había hecho acto de presencia en el manto verde que cubría la

tierra. El silencio era roto a lo lejos, por un perro alarmado, tal vez por los quehaceres de alguna alimaña. Yo,

 como todos los días, había salido a pasear. Me gustaba caminar cuando el día aun no había despuntado.

 Pero aquella mañana, la escarcha no tenía aquel olor húmedo, que llenaba cada día mis pulmones. Miré a lo

 lejos y no vi los faros de los coches de la autopista, bien en aquel momento no le di importancia.

Aquel camino que recorría cada día se me antojaba extraño. No sé, no encontré la piedra en la que solía

apoyarme, para limpiarme los zapatos después de haber cogido el atajo, para no encontrarme con el perro

 del labrador;!Por cierto algún día, tendré que hablar con él, para que lo ate! Bueno, ya es hora de volver me

 dije. Al darme la vuelta, ¡Allí estaba! Plantado en medio del camino, el corazón en ese momento se me

 encogió de tal manera, qué hubiera cabido en la cáscara de una nuez. Era un ser de una estatura similar a la

mía, no se movía, y a mí me tenia paralizado. Hice un esfuerzo para moverme hacia un lado, pero él se movió

 hacia el mismo, me moví hacia el otro pero me cortó el paso. En aquel momento una voz cálida y femenina

 me susurraba al oído:

Despierta cariño, sal del espejo.!Este sonambulismo acabará contigo!



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CARTA DE UN AMIGO, PARA AMIGOS.


Esto queridos míos lo escribo en un instante de bajón. Digo en un instante, por qué no permito ni permitiré que el susodicho malestar me dure más que eso: un instante.
Teniendo en cuenta que mi presencia en este universo, comparándolo con su grandeza, es cómo la gota de rocío que se forma de madrugada en una hoja, y que cae al suelo para evaporarse. Aún no entiendo, cómo en el recorrido desde la hoja al suelo nos pueden pasar tantas vivencias buenas y no tan buenas.
Las buenas, ¡uf! Hacen que todo el cuerpo te vibre y que los músculos de la cara se te estiren para producir la mejor de tus sonrisas; estaréis de acuerdo conmigo que es algo que desearíais que siempre perdurara en nosotros. !Pero no! Ahí entran las no tan buenas experiencias que tenemos que pasar. No te vibra el cuerpo, en su lugar esa sensación va a parar a un músculo que es vital para nuestra vida, el corazón. Esa desagradable sensación que te lo contrae, hasta que el dolor se hace insoportable obligándote instintivamente a poner tus manos sobre él, intentando calmarlo, luego, el dolor te sube por la garganta, llegando a un extremo, que parece que te falte el aliento e intentando respirar.
Tu cuerpo te pide una cosa pero tu mente otra, ¿qué hacer? Tú en esos momentos estas bloqueado y afligido, la lucha interior que tienes no te deja pensar ni razonar... En ese instante oyes una voz cálida y agradable que te tiende una mano. Te aferras a ella cómo si de ello dependiera tu vida. Sientes que la presión y el ahogo comienzan a rendirse. Le miras a los ojos y, te sonríe delicadamente. Empiezas a sentirte aliviado, y por mucho que llores, grites o te desesperes, te reconforta con agradables palabras. Y cuando ve que te sientes aliviado, desaparece sigilosamente... ¡GRACIAS!

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20 de octubre de 2008

CÓMO SIEMPRE

Después de un placido sueño, me levanté pletórico y esperanzado. Sabiendo que cómo siempre acudirías a la cita. Solamente pensando en tu presencia, mi corazón palpitaba cómo si fuera la primera vez.
Tu pelo, brillante cómo el sol. Tus ojos, penetrantes y desafiantes, capaces de paralizar, al más seguro de los hombres. Acompañados por una sonrisa insinuante y todo ello armonizado por un perfume sutil y embriagador.
Aquel día, me acicalé más de la cuenta, intuía que podría ser diferente. Le di una última mirada al espejo, esperando su aceptación.
Salí raudo y veloz, no quería llegar tarde. Sabía que el más mínimo retraso sería crucial. Cómo siempre me paré en la floristería para comprarte violetas, tus preferidas. Siempre te parabas a contemplarlas. La confitería sería mi próxima parada, bombones rellenos de menta. Tus preferidos.
Cada vez más excitado, sabiendo que el lugar de encuentro se aproximaba. Doblé la esquina y, calmé el paso, no quería parecer apresurado. Al final de la calle distinguí tu figura. Adelantándoseme tu fragancia, cómo si de un anticipo se tratase.
Bajabas cómo siempre, apresurada, mirando el reloj, no querías llegar tarde. Cada vez más próxima, y yo, más lleno de júbilo. Mis ojos se daban por satisfechos admirando tanta belleza.
Estábamos tan cerca, que tu perfume me desbordaba.
_!Que hermosa que es! Pensé.
Te quedaste mirando las violetas y los dulces. Sabias que eran tus preferidos.
Y pasaste de largo, cómo siempre.
Y cómo siempre, pensé: Algún día te conoceré.
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16 de octubre de 2008

VIVE

Era una tarde dudosa; ya que el solsticio de verano empezaba asomarse, sin embargo, la húmeda primavera de aquel año se aferraba a no querer abandonarnos.
Mirando a mi joven retoño, me percaté de que, el tiempo pasa deprisa. Aquella niñita pequeñita que veía con mis ojos, crecía. Mirándola pude descubrir, rasgos de mujer.
_ Aún le falta mucho. Pensé.
Pero el tiempo pasa deprisa. No lo puedo parar; me propuse engañarlo.
¿Cómo? No fue fácil, hoy aún no sé, si lo embauqué, o fui yo el embaucado.
Hice un pacto con él.
Le dije, que el pasado se lo regalaba, con todos sus buenos y malos recuerdos; también le regalaba el futuro, con todas aquellas intrigantes vivencias por venir.
A cambio sólo le pedía el presente. Y el me preguntó:
_ ¿El presente?
_ Si. Le contesté.
_ ¿Me lo das? Insistí.
Y el riendo, cómo si hiciera un buen negocio, me contestó:
_ Quédatelo, pero no tiene recuerdos, ni intrigantes cosas por venir.
Desde aquel día vivo en el presente.


Safe Creative #0811031243317

EL PESCADOR

Aquel día se despertó más temprano de lo habitual, miró a su lado, y ella, dormía placidamente. La vio cómo la veía cada día, hermosa. Intentando hacer el menor ruido posible, se incorporó de la cama. Se preparó un café. El primero de la mañana siempre era el más sabroso.
Recogió todos los enseres de pesca, y puso rumbo hacia el puerto. Las calles solitarias, solamente irrumpidas por los enérgicos barrenderos, que intentaban dejarlas lo más limpias posible, para el día que se aproximaba. Todavía sin los primeros rayos del día, refrescaba, se abrochó la chaqueta. No quería coger un resfriado.
Al llegar al puerto, se alegró de haberse levantado temprano, los mejores puestos aún estaban solitarios.
Empezó a desplegar su caña, le tenía un cariño especial, era un regalo de su mujer, y la trataba con aprecio, era algo especial para él.
El mar estaba en calma, eso le produjo una mueca de desagrado. Sabía que con esa calma, pocos peces intentarían morder el anzuelo. Cayó en la cuenta, que estaba demasiado calmado, extrañamente calmado. Miró el reloj, y pensó que no era habitual que todavía estuviera sólo. La hora que era, ya tenía que haber entre dos o tres pescadores disputándose el mejor puesto, para tirar el sedal.
No le quiso dar la importancia que tenía aquella extrañeza. Así que, con un gesto brusco arrojó el sedal. Yendo a caer en el único punto que sabía que se quedaría sin anzuelo.
Maldijo su puntería, y comenzó a recoger el hilo, y pasando lo más evidente que tenía que pasar. El anzuelo quedó trabado en una roca. Conformándose, ya que lo lógico era aquello, empezó a estirar el hilo para romperlo.
Pero en ese instante, ¡algo lo sorprendió! Una estirada tensó el sedal. ¿Podía ser que hubieran picado? Pensó.
Esperó un instante y... nada. Volvió a recoger hilo y...!un nuevo tirón, esta vez más fuerte! Agarró la caña con las dos manos, (ya que no quería perder tan preciada caña) volvió a tirar de ella, esta vez el tirón fue persistente, era tal la fuerza que aquello ejercía, que en aquel momento, blasfemó contra los fabricantes del hilo de nylon.
Con una mano aguantaba como podía la caña, y con la otra intentaba agarrar un cuchillo que tenía en su bolsa, desesperadamente. A todo ello, sintió cómo se le estiraban los músculos de los brazos, el dolor era insoportable, se le dormían, ¡No podía más! Por un instante el cuerpo le produjo un acto reflejo, intentando soltar la caña para aliviarle de aquella tortura.
Empezó a pensar en todo el cariño que su mujer había puesto en aquel regalo eso lo hizo reaccionar. En el mismo momento que agarró el cuchillo, sin darse cuenta de lo que pasaba, se encontró en el agua.

Aquello, fuera lo que fuera, lo arrastraba hacia el fondo. En un momento de desesperación y haciendo esfuerzos pudo cortar el hilo.
Estaba a punto de desfallecer, cuando unos ojos tenebrosos y llenos de maldad se le aproximaba, más abajo y en la más inmersa oscuridad otros ojos lo acechaban.

En ese preciso momento, notó que alguien lo agarraba y lo estiraba hacia la superficie. Eran los pescadores habituales que llegaban a tiempo.
Bien es sabido, que seres extraños habitan las profundidades marinas... ¡Ahora que me acuerdo! ¿Qué día me dijiste que ibas a pescar?


HYDRO.

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