_Juega de pie, juega sentado…
_cantaba el niño de ojos alegres, y triste mirada.
Distrayéndolo de su canción. Un
estruendo. Le dio tiempo a taparse las orejas y ha cerrar sus alegres ojos.
Cuando volvió ha abrirlos, todo su alrededor era un caos polvoriento y en
llamas. Se quedó un instante contemplando la escena, sorprendido pero no
asustado. Un instante después, salió corriendo por las calles polvorientas y
derruidas de la ciudad siriana de Duma. Corrió y corrió, sin pararse un
instante, su casa quedaba lejos, así que intentó correr aún más deprisa, debía
apresurarse si quería llegar cuanto antes.
¡Mamá, mamá! Gritó al atravesar el
umbral de su casa. Nadie contestó, la casa estaba desierta. Sabía que no se
acostumbraría ha estar solo. Resignado se apremió a recoger las herramientas,
tenía que ser rápido si quería desmontar uno de los misiles que habían lanzado las fuerzas de
al-Assad. No todos estallan. Y el era todo un experto con sus diez años en
desmontarlos y venderlo como chatarra. Sus familiares habían fallecido en uno
de los ataques a la ciudad. Así que ahora era el hombre de la casa y tenía que
sobrevivir.
P.D. En memoria de todos los niños
de Siria y todos los países en guerra.