Cambiaban los sueños de mi destino,
intentaba recordar la última vez que el destino no me había soñado. En
vano…destino, soñar…no sabía donde empezaba la realidad y donde acababa el
surrealismo,
Yo, que me burlaba de ese maldito
hipócrita destino. Yo que esquivaba, e huía de la más mínima gota de futuro, y que
siempre habitaba en el presente. Yo que tenía las cosas planificadas hasta el
último soplo de pensamiento.
Dejo pasar el tiempo y sin querer
ni saberlo, se enciende esa chispa que poco a poco creí consumida. ¿Dónde te
escondías ardiente fuego? Creí apagada tu ardiente y fogosa llama, y sin avisar
ni llamar vuelves a resurgir de mi alma.
Ojos ardientes acechan, mientras me
siento acechado. Nerviosismo, rubor, excitación recorre mi cuerpo. Sueño el
destino…¿O es el destino que me sueña?