Bien, hoy es un día cómo otro cualquiera. Me levanté cómo el día, pesado. Y empecé a pensar qué, quizás tampoco lo hice tan bien.
Esto me da pie a decir; que a veces no vale dar consejos, que tendríamos que callar lo que pensamos, y esperar a que todo siga su curso.
¿El por qué de esta reflexión?
Bueno, no somos dioses. De vez en cuando nuestro ego nos hace malas pasadas, y nos hace decir cosas que en vez de ayudar, lo que hace es hundir más a quien lo recibe.
Mi consejo, ¿he dicho consejo?
No, no, perdonad, !No quiero ni puedo dar más consejos!
Lo que yo pienso,-sí, eso está mejor-.
Es que, a veces hay que dejar seguir el curso de la vida. Y no interferir en ella, dejarla fluir, cómo si de un río se tratara, y dejar que llene el estanque. Que dejará las aguas en calma.
_!No soy quién para dar consejos!
Comparto tu punto de vista al 100% el mejor consejo la malloria de las veces es no dar ningún consejo.
ResponderEliminarFelicidades por el Blog!!!
Gracias anónimo.
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