ALAÍS(El misterio)

De camino a casa, casi ni hablamos. Al pasar por el sendero paralelo a la playa, pude apreciar en ella, una mirada de tristeza; dirigiéndose al mar.

_¿Le tenías mucho cariño? Me miró extrañada.

_Al barco, me refiero. Siguió mirándome, cómo si no supiera que hablaba.

No quise hacerle más preguntas, entendía que había tenido una experiencia traumática y podía estar confusa.

_ ¡Ahora la verdad! Me tenía bastante confuso. ¡No dejaba de mirar hacia el mar!

Al final, me parece que se dio cuenta de que, no estaba siendo lo bastante cortés que tendría que ser alguien, que le ofrecen morada.

_Bonita casa _¿Te gusta? Le dije ilusionado, ya que era el primer cumplido, que me ofrecía desde que salimos de la taberna.

Así que entramos en casa, (cerciorándome, que no hubiese visto que la llave, la guardaba detrás del faro de cerámica, que tenía en el porche).

_ ¡Sí, ya sé Luis! Me vas a decir que tengo costumbres de viejo, con lo de la llave. Pero no es así, al ser pocos en la isla y conocidos, si llega alguien y el dueño no está, entra cogiendo lo que necesita a cambio de dejar una nota.

_Bueno Alaís, te traeré toallas y mantas. Estás empapada e imagino que querrás darte una ducha, yo me iré a dormir. Si necesitas alguna cosa no dudes en llamarme.

_Tranquilo, estoy tan cansada...

Me costó un poco dormirme, no acostumbrado a los ruidos que producía otra persona dentro de la casa, pero al final caí rendido.

(Lo que Peter ignoraba, es que aquella noche ocurrió algo más...)

Alaís, una vez se hubo duchado, se dirigió hacia los aposentos de Peter, con torpes movimientos cómo si le costara desplazarse. Su piel suave y tersa, había menguado convirtiéndose en escamosa y resbaladiza. Sus ojos, verdes esmeralda, ¡preciosos! Pero con un brillo inusual para un ser humano. Su respiración cada vez se agilizaba más hasta el punto que le costaba respirar.

Una vez estuvo delante de Peter, se dedicó a husmearlo, cómo si de un

animal se tratase.

Peter se dio la vuelta, y ella se escurrió rauda hasta su cama.

_Hasta que algo me despertó, Luis. _ ¡Ya, algún ruido que hizo ella!

_No exactamente, tuve la sensación que había alguien más en mi habitación. Así que me levanté, para comprobar que todo estaba bien con Alaís. Dormía placidamente. Pero...esa sensación, hizo que durmiera ojo avizor.

_ ¿Quieres decir, que no te fiabas de ella?

_En aquel momento dudaba, sí. Y aún no sabía, que le había llevado hasta aquellas remotas aguas.