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Estás tranquilo, nadie te molesta. Eres dueño y señor de tus dominios.
Acabas en lo que no querías. Rutina. Sabes que te falta alguna cosa.
¿Pero que quieres, no era esto lo que buscabas?
Me repito una y mil veces, que sí. Mi libertad. Pero...
¿Cuántas mujeres quisieron compartir tu vida? Una, dos, tres... ¿Tal vez, diez?
¡Tonto! Demasiadas complicaciones ¿Verdad?
Perdiste el tren.
Acabas en lo que no querías. Rutina. Sabes que te falta alguna cosa.
¿Pero que quieres, no era esto lo que buscabas?
Me repito una y mil veces, que sí. Mi libertad. Pero...
¿Cuántas mujeres quisieron compartir tu vida? Una, dos, tres... ¿Tal vez, diez?
¡Tonto! Demasiadas complicaciones ¿Verdad?
Perdiste el tren.
No se sentirá tan libre ¿no?...jejeje
ResponderEliminarBesos.
la libertad no necesariamente pasa por la soledad, sino por poder elegir con quién estás y que esa persona coincida contigo...
ResponderEliminarCarlota, libre sí, pero a que precio.
ResponderEliminarBesos.
Txispas, tienes razón, sómos libres de elegir, pero el pobre Leonard lo que no quería en su vida, era implicarse con nadie.
Besos.
La libertad le permite también decidirse y no ir más. Muy buen relato, que invita a reflexionar. Saludos
ResponderEliminarEstas con alguien no significa perder la libertad, tan solo se comparte ;)
ResponderEliminarbss
Gracias Martín.
ResponderEliminarTienes toda la razón Mey,pero hay personas que eso no lo entienden.Saludos.
lamentablemente siempre se paga un precio , saludoss.
ResponderEliminarHola, Hydro!
ResponderEliminar¿Al fin logró lo que él quería... que nadie le moleste?
(¿el siquiatra no sería mujer, verdad? jajaja)
;)
Un besito
jejeje, Rebecca todo puede ser.Un beso.
ResponderEliminarPero volverá a la semana siguiente. ¿Qué te juegas?.
ResponderEliminarIndependientemente de la libertad está la felicidad y cada uno la debe buscar a su manera, está claro que Leonard no lo tiene muy claro tadavía.
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