-18 de Agosto de 1845-
_A Líon,
afortunadamente le había ido bien, encontró un trabajo en el que se supo
desenvolver, no cómo a muchos otros, que marcharon con él. Una vida llena de
ilusiones que se veían frustradas, al llegar a aquel lugar, engañados con falsas
promesas.
Pero Líon era diferente, astuto cómo un zorro y con los pies en el suelo.
No era un tipo conformista. En el momento que bajó del tren con sus compañeros,
se dio cuenta de qué allí había algo extraño. Pero bueno, eso es otra historia.
_Líon, después de todos aquellos años de
trabajo en el sur, decidió que ya era hora de volver a su tierra natal en el
norte.
_Después de varios días viajando, se encontró
delante del tren que años atrás lo vio bajar. Por un instante, recordó a todos
sus compañeros junto a él, bajando del tren llenos de esperanza.
_Líon volvió a la realidad, al sentir la
estridente sirena, que anunciaba la salida del tren. Al subir se percató que
los viajeros lo miraban de manera extraña (algo normal, ya que tantos años en
el sur, habían echo que su piel adquiriera una tonalidad de color canela), no
le dio importancia, acostumbrado a las idas y venidas de gente que no conocía.
Buscó su asiento y acomodándose en él, extrajo un libro de su macuto. Una cosa
que había aprendido en el sur era que, tenías que tener cultura si no querías
quedar arrinconado, y él lo tenía muy claro. Y que mejor manera que leyendo
libros.
No tenía importancia el libro que leyeras, lo
importante era que lo comprendieras. Así que, Líon, los adquiría a pares en el
mercadillo dominical de cada semana.
_Ya no se acordaba, habían pasado muchos
años, pero el vaivén del tren no había cambiado, se le antojó que hacía demasiado
calor en el vagón, al notarse cómo una gota de sudor circulaba espalda abajo.
Era el momento de hacerle una visita al
vagón-cafetería, empezó a caminar, haciéndose a un lado cada vez que se cruzaba
con alguien. Mientras se cruzaba con la gente pensó que estaba muy sólo, ya que
de aquel tren, que lo devolvía a sus orígenes no conocía a nadie.
_ ¡Será diferente cuando llegue al pueblo,
allí tengo amigos! Pensó, y una media sonrisa se le dibujó en la cara.
_De pronto un olor a café recién hecho, le
anunciaba que la cafetería estaba cerca. Al abrir la puerta, de la que, colgaba
un cartel, anunciando lo que ya sabía. Se vio inmerso en un bullicio de gente
apretujada, delante de tazas de café humeante y bandejas con bollería diversa.
Miró a un lado y a otro, intentando encontrar
un hueco en el cual acomodarse.
_ ¡Ah sí, allí hay uno! Se dijo.
Haciéndose paso entre la multitud que allí se
englobaba, por fin se pudo sentar en la barra.
_ ¡Camarero por favor, sírvame un café! Gritó
enérgicamente.
Mientras esperaba el café, un hombre que le
daba la espalda conversaba.
_ Esa voz... Pensó Líon.
_ ¡Miquel! Le gritó reconociéndolo.
El hombre al sentir su nombre, se giró
sonriente, esperando que quien le llamaba fuese alguien conocido.
Al ver a Líon, su cara se transformó, cómo su
hubiera visto al mismísimo diablo.
_ ¿Miquel, no te acuerdas de mí? ¡Soy Líon!
Le dijo con exaltación.
_Claro que me acuerdo de ti… No se olvida a
alguien así, tan… fácilmente. Diciendo esto, el hombre sudoroso por la
sorpresa, le dio la espalda, no queriendo saber nada más de él.
_Estaba que no salía de su asombro ¿Qué era
aquello, que le había echo a aquel hombre, y que no quería saber nada de él?
_No quiso darle más importancia de la que
tenía, y se tomó el café humeante a pequeños sorbos. Muchas veces se
preguntaba, que le repararía el futuro, las cosas le habían ido bien, si,
pero…había alguna cosa que se le escapaba. Era aquella extraña sensación…como
si cada vez que pensara, le crujieran los huesos, y aquel mal regusto se
escapara de su garganta. A veces, muy pocas veces, la ira se había adueñado de
su cuerpo, y sus únicos recuerdos eran despertarse en lugares diferentes de la
ciudad. Le pasaba con frecuencia los primeros años de su estancia en la misma,
ahora había casi olvidado aquella sensación, hasta que…traspasó el umbral del
tren.
_Un grupo reducido de personas chismorreaban,
mientras miraban en su dirección. Aquella sensación parecía que después de
tanto tiempo empezaba a despertar, Lion intentó refrenarla en vano, sabía que
una vez se adueñaba de él era imposible doblegarse. Optó por abandonar el vagón
y refugiarse en el aseo.
_Mientras, en el otro vagón, el grupo de
personas seguía murmurando, ¿porqué después de tanto tiempo? y la manera en la
que tuvo que salir del pueblo, volvía.
_Hubo una serie de desapariciones y de
intrigantes acontecimientos, que apuntaban a que Líon había tenido alguna cosa
que ver. Nunca se pudo demostrar que verdaderamente estuviera implicado, pero
el asedio y las extrañas lagunas que tenía en su memoria, le hicieron partir
hacia el sur mezclado entre los jóvenes
que buscaban una vida mejor.
-3
de Mayo de 1830-
Nunca supo el por qué, de aquel placer. Ellas
le ofrecían su cuello, dulce, perfumado y tan exquisito… ¡Oh, dichoso placer!
Quedaba exhausto y embriagado por tan exuberantes efluvios. Aquel néctar
escarlata y fogoso, que hacía que todo su cuerpo se estremeciera. Empezó a
sentir cada vez más sed, de aquel exquisito fluido encarnado que le
proporcionaban las mozas del lugar. Y su fama de mujeriego empezó a recorrer la
comarca.
Algo le dijo que se tenía que alejar de aquel
lugar, demasiadas doncellas desaparecidas en tan poco tiempo. Además el
murmullo de las gentes vociferando su nombre no parecía demasiado cordial.
-19
de Agosto de 1845-
_El tren procedente de la capital encara la
estación, la expectación es abrumante. Los lugareños esperan con ansiedad y
miedo, armados con horcas y palos. Se ha corrido la voz de que llega su mas
cordial vecino…Líon.
_Juraron que si lo volvían a encontrar,
acabaría degollado y su cuerpo arrojado a lo más profundo del pantano.
Wow! que final! asique era un asesino serial! Y tan educadito!
ResponderEliminarMuy buena historia! Ahora te llevo a mi blogroll
Bueno Rebeca ejjeje, en eso se basan los asesinos en serie, sin ninguna sospecha...Saludos.
ResponderEliminarMuy buena la historia!!! senti penita por Lion...Los años no borraron los echos ...ya casi me era simpatico....Un abrazote Tony.
ResponderEliminar¿Te dio penita Maais? Uysss, a ver si serás una vampiresa...Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Líon necesitaba como el dicho "recuerdos para no olvidar".
ResponderEliminarQue interesante historia...
Mis saludos a ud.
Pues si sus olvidadizos recuerdos le hicieron una mala pasada. Saludos Pamela.
ResponderEliminarTiempo sin leernos. Un saludo y un abrazo.
ResponderEliminarPues si Raúl, bastante tiempo.Un saludo.
ResponderEliminarInteresante, curiosa y muy buena historia...
ResponderEliminarBesitos, Gracias
India.
Si...una curiosa historia...gracias por tu visita India.
ResponderEliminarTengo una seria duda: no sé qué me ha gustado más de tu blog, si la magia de las letras que escribes o la tranquilidad de esa música de fondo. Enhorabuena, una historia genial.
ResponderEliminarHace mucho tiempo escribiste en mi blog, y te despediste diciendo "un saludo desde mi costa que es la tuya". Hoy, aunque unos años más tarde, te devuelvo ese saludo desde la misma Costa.
Cuidate!
Vaya Eli...le perdí la pista a tu blog, pero ya no lo haré. Quédate con mi magia...Saludos.
ResponderEliminarMUCHAS FELICIDADES PARA ESTOS DIAS . BENDICIONES
ResponderEliminarprecioso todo , feliz año....
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