Una, dos...las vio pasar con su ardiente cola!Bufa! exclamó.
Les siguió el rastro hasta que se perdieron en el horizonte.Un halo de tranquilidad se apoderó de él. Entonces pensó, lo insignificante que era.
No tuvo más tiempo de pensar, las estrellas le sonreían, él les devolvió la sonrisa. Estuvo mirándolas hasta que el primer rayo del nuevo día le envolvió. Había pasado una noche especial, y comprendió que no quería seguir siendo el malhumorado que era. Desde aquel día, cada vez que llega la noche, le recuerda que estamos aquí un breve espacio de tiempo, y que hay que vivir todo lo plenamente que podamos.
P.D. Esta entrada de la dedico a todo aquel que en algún momento ha vivido demasiado preocupado.
Sólo somos tiempo con piel, A.L, sólo un diminuto suspiro...y cuando una/o es consciente de su fugacidad consigue reconciliarse con el mundo, y al hacerlo, las estrellas de la serenidad nos sonríen.
ResponderEliminarA ver si escribes más, eh?, me encanta leerte! ;)
Besitos
Si, creo que esa serenidad tendríamos que encontrarla todos.Pues si tendría que escribir más...Besitos.
ResponderEliminarLa magica noche le regreso las ganas de sonreir!!! las estrellas conspiraron para darse cuenta que efimero es el tiempo!!!!!!!!!!Gracias Toni un abrazote de otoño
ResponderEliminarSi Maais, a veces tendríamos que pararnos más a observar las estrellas.Un besazooo.
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